martes, 14 de enero de 2014

Stanley Kubrick visita nuestro cineclub.

El Cineclub "Cuadernos de Cine" Carmona quiere dedicar la primera sesión de 2014 al gran director estadounidense Stanley Kubrick (1928-1999).

Pocos directores en la historia del cine han sido capaces de colocar diez películas entre las más vistas de todos los tiempos... Por no decir ninguno. Lo consiguió Stanley Kubrick, un hombre adelantado a su época que despertó amores y odios con obras muy personales que no dejaron a nadie indiferente y tocando todos los géneros: del drama al terror, pasando por el bélico, la ciencia ficción y la comedia.

Kubrick tuvo una infancia complicada. Todos los profesores coincidían en su gran capacidad intelectual, sin embargo sus notas eran bastante pobres. El padre de Kubrick, que era psicólogo, le mandó una temporada a California para ver si mejoraba. Se instaló en casa de su tío y pronto se hizo un experto en ajedrez y empezó a ver películas sin parar, hasta el punto de querer convertirse en director de cine.

El talento demostrado en sus primeras producciones caseras le abrió las puertas de Hollywood, que le financió películas como Senderos de gloria (1957) y Espartaco (1960). En ambas tuvo como protagonista a Kirk Douglas, y en la segunda manejó con éxito un presupuesto superior a los 12 millones de dólares.

Tras levantar polémica con la relación de un profesor maduro y una niña de 13 años en Lolita (1962) y reírse de la Guerra Fría en ¿Telefono rojo? Volamos hacia Moscú (1964), Kubrick dirigió el film más aplaudido y criticado de su carrera: 2001: Una odisea en el espacio (1968). Ciencia ficción en estado puro y una reflexión sobre los orígenes y el futuro de la humanidad; casi nada.

No menos criticada fue La naranja mecánica (1971), una película que destacó por su violencia desmedida y que también provocó comentarios de admiración y desprecio a partes iguales. La década de los setenta se completaría con Barry Lyndon (1975), más de tres horas centradas en un irlandés que se alista en el ejército británico durante el siglo XVIII; y con El resplandor (1980), que nos hizo saber que cualquier día Jack Nicholson puede aparecer en nuestra casa armado con un hacha.

En los últimos años de su vida, Kubrick se convirtió en un hombre aislado y casi misterioso. Solo salió a la luz pública en 1987 para presentarnos La chaqueta metálica, escalofriante relato sobre la Guerra del Vietnam. Cuando murió, en 1999, se estrenó su última película: Eyes wide shut, de la que recordamos las escenas eróticas protagonizadas por Tom Cruise y Nicole Kidman, que por aquel entonces estaban casados.

Pese a todo este arsenal filmográfico, Kubrick murió sin que la Academia le reconociera jamás su labor como director. Estuvo nominado cinco veces, pero nunca ganó la estatuilla. Lo más que se llevó fue el Oscar a los Mejores Efectos Especiales por 2001: Una odisea en el espacio.

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